En las afueras de Caracas, en Turgua (municipio El Hatillo), el lunes
28 de abril del presente año apareció el cuerpo de Eliécer Otaiza,
asesinado, sin ropa, amarrado y con cuatro impactos de bala; cinco meses
más tarde, el diputado Robert Serra y su compañera María Herrera fueron
asesinados aproximadamente a las 9:30 de la noche del 2 de octubre en
La Pastora, en el municipio Libertador de Caracas, en su residencia.
Ambos sucesos fueron ejecutados y planificados, tal y como lo revelan
las Robert investigaciones realizadas hasta el momento por el Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
Según las primeras experticias realizadas, el caso de Serra y Herrera
no se debió “a un hecho azaroso de delincuencia común”, sino que fue un
“homicidio intencional, planificado y ejecutado con gran precisión y al
detalle”, tal como informó el ministro para las Relaciones Interiores,
Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres.
“Estamos en presencia de un homicidio intencional, ejecutado con gran
precisión. Su muerte obedeció a una macabra encomienda”, señaló el
Ministro.
A pesar de que cinco meses es el tiempo que ha pasado entre ambos
sucesos, el pasado 22 de septiembre apareció el eslabón más bajo de la
extrema derecha, Lorent Gómez Saleh, en un video difundido ante el país
por el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel
Rodríguez Torres.
En el material audiovisual, Gómez Saleh refiere que si hubiera una
“dirigencia seria, más o menos organizada (…) en 48 horas nos bajamos 20
muñecos”, expresa Saleh, quien revela planes para neutralizar a 20
personas en el país con asesoría del expresidente de Colombia Álvaro
Uribe Vélez.
En el video deja al descubierto que Uribe tiene participación en los
hechos desestabilizadores suscitados en en Venezuela este año y que si
ganaba Oscar Iván Zuluaga, excandidato presidencial de Colombia apoyado
por Uribe , se les ponía el camino más fácil para ejecutar sus acciones.
Recordemos también que el pasado martes 30 de agosto en sesión
ordinaria de la Asamblea Nacional (AN), el diputado de Primero Justicia,
Carlos Berrizbeitia, emplazó públicamente al presidente de la AN,
diputado Diosdado Cabello, a que le dijera cuántos y cuáles diputados
del fascismo se han reunido con él para concertar acuerdos, pero en
vista de que Cabello se negó a dar nombres, Berrizbeitia afirmó en gesto
despectivo: “No importa, a ustedes les quedan pocos días”.
Seguidamente, Cabello le tomó la palabra a Carlos Berrizbeitia y
alertó a la Asamblea: “ustedes son testigos de lo que acaba de decir el
fascista amarillo, prácticamente que tenemos las horas contadas”.
Cualquier interpretación de ambos crímenes pasa por varios elementos:
Otaiza era el presidente de la Cámara Municipal de Caracas, una figura
destacada del chavismo de larga trayectoria, un dirigente de base
radical, mientras que Serra era diputado de la AN, un líder destacado de
la juventud del PSUV comprometido con la Revolución Bolivariana y con
el Comandante eterno Hugo Chávez.
Estos datos debilitan cualquier
simplificación criminalizadora, tanto del hecho como de la persona.
La calle interpretaría con claridad las proporciones simbólicas que
congregan ambos hechos fatales: no sólo masacraron a las víctimas, sino
que también los asesinos fueron contra todo lo que representaba Otaiza y
Serra dentro de la historia inmediata.
Saleh, el pupilo de Uribe
Tras la difusión del material audiovisual en el que aparece Lorent
Saleh no queda duda de la relación que éste tiene con Uribe desde hace
tiempo, incluso en marzo Gómez Saleh publicó en facebook una fotografía
del expresidente colombiano a la que le agregó el comentario:
“Acompañamos a Álvaro Uribe Vélez en la Convención del Centro
Democrático. Eternamente agradecidos por el apoyo que siempre le brinda a
nuestro pueblo”.
En las redes sociales, en su cuenta de Instragram, @lorent_saleh
escribió: “ni la agenda es oculta ni estamos detrás de nada, vamos de
frente contra los criminales vestidos de poder”.
A pesar de que Uribe Vélez niega tener vinculaciones con Lorent Saleh
para organizar acciones terroristas en Venezuela, el secretario general
de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper,
catalogó el asesinato del diputado Robert Serra y su compañera, María
Herrera, como “una preocupante señal de infiltración del paramilitarismo
colombiano” en Venezuela.
Para el ex jefe paramilitar Pablo Hernán Sierra, alías “Alberto
Guerrero”, el expresidente Alvaro Uribe Vélez “es la cabeza del
paramilitarismo en Colombia”. Así lo afirmó en entrevista exclusiva para
Telesur.
Sierra aseveró que Uribe, sin disparar una sola bala, “lideró y
propició” el asesinato de cientos de campesinos colombianos para
presentarlos como falsos positivos.
Las investigaciones y procedimientos de los casos de Otaiza y Sierra
continúan su curso, pero sin duda todos estos hechos sientan un
precedente que podría ser vinculante.

















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